(Diario de una lunática X)
Ahora que ya ha terminado el año, me voy a permitir el lujo:
¡¡ 2009, a tomar por el cu…….!!
Sé que os estaréis preguntando porqué digo esto. Algunas personas (quienes me conocen) lo saben.
El año 2009 empezó como todos los años, con el gaznate lleno de uvas blancas y besos y abrazos a tutiplem. Rematamos la noche en un “sarao”, y nos acostamos “templaditos” por el alcohol y felices (también por el alcohol).
Todo iba más o menos bien hasta que llegó marzo. La primavera trajo consigo el fuego. Pero no el de la pasión, sino el de mi cocina. Y a partir de ahí… todo se despendoló.
No se si existe esa palabra, pero a mí me gusta: despendoló, despendoló, despendoló…
Le siguieron una serie de “catastróficas desdichas” (sí, sí, como en la peli), que culminaron en agosto, quedándonos sin vacaciones (tan esperadas…, tan deseadas…) A cambio, trabajos “forzados” y “forzosos” en el patio de mi casa (que es particular)
Una tarde, nos robaron la bicicleta de mi hija… ¡del patio de mi casa (que seguía siendo particular) mientras comíamos!
El 15 de agosto dejé de fumar ¡Menuda ocurrencia! Me rechinaban hasta los dientes.
Luego en septiembre, mi querido hijo me da el peor de los disgustos. No recupera y me repite curso. (A mí me seguían rechinando los dientes)
Después vienen pequeñas cositas, como ventiladores que se rompen en los días de más calor. (No, no tengo aire acondicionado, ¿qué pasa?)
Tuve que ir a la tienda a por otro.
Compré uno bastante caro porque se habían terminado los de oferta, y cuando llevaba tres días haciéndolo trabajar a destajo, el aspa salió disparada y nos dio un susto morrocotudo. Cuando me fijé, vi que le faltaba un tornillo enorme, (sí, igual que a mí) que es el que sujeta el aspa. Me lo traje montado de la tienda, porque era el último que les quedaba y debieron olvidar ponerlo.
En muchas ocasiones, a lo largo del año, me he entretenido mirando por todas partes, por ver si encontraba al gnomo mariquita, que me había echado mal de ojo. Pero... ¡nada! No he conseguido dar con el desgraciado.
Un día, al cerrar la ventana después de ventilar la habitación de mi hija, un trozo del cristal salió disparado. Ese día me tuve que sentar en la cama con un ataque de risa histérica.
Cuando se me pasó un poco, bajé al patio a tender una colada.
En lugar de cuerdas, mi marido me puso cables, porque (todo esto según él) aguantan más peso (debe pensar que voy a tender un hipopótamo) Pues se soltó la escarpia y el cable salió disparado… ¡Estuve a punto de perder un ojo! ¡Nuevo ataque de risa!
¡En fin! Pequeñas cosas que se van acumulando hasta llenar el saco.
Menos mal que han dejado de rechinarme los dientes,... ¡por fin!
La última ha sido la olla a presión que me he comprado. Pero a “mi olla a presión”, y a la pesa de “mi olla a presión”, creo que le dedicaré una entrada enterita.
¡Se la merece! ¡Os lo aseguro!
P.D:
¡Os deseo un año 2010 lleno de alegría!
Y tú 2010, como te me pongas tan chulito como el 2009,…
¡¡te vas a enteraaaaaar!!