La vida es sueño

La vida es como una ola, un constante vaivén entre el sueño y la consciencia.

Sueños


(Diario de una lunática XV)


odos tenemos sueños.

Soñamos con nuestros deseos más profundos, con nuestras necesidades más primarias, con la felicidad perfecta. Completa.

Y a veces, los sueños son solo sueños, y al final lo que realmente nos hace feliz es otra cosa.

Quién no ha soñado alguna vez con su príncipe azul, ¿verdad? Yo muchas veces. Pero me casé con la rana.

Y luego descubres que la rana te hace mucho más feliz de lo que lo haría un príncipe azul. Porque la rana no es ni la más alta ni la más lista del Reino, pero te hace reír.

¡Dios! ¡Me he reído tanto estos últimos veinte años…! Tengo marcas que lo atestiguan (léanse arrugas). Y la risa es la manifestación más pura de la felicidad. No digo que haya sido feliz todo el tiempo. Nadie puede afirmar algo así sin mentir descaradamente. Pero si pusiera en una balanza por un lado los buenos momentos, y por el otro los malos (que también tienen su peso y volumen), tendría que admitir, que… volvería a enamorarme otra vez de la rana. De la misma rana. MI RANA.

También he soñado muchas veces con viajar. Conocer sitios nuevos, nuevas costumbres, vivir aventuras,… Perderme en la selva Esmeralda,… Viajar hasta Nunca Jamás…

Pero me casé con la rana. Y a mi rana no le gusta nada viajar. Ni irse demasiado lejos de los terrenos del Reino, de sus inmensas praderas (léanse viñas), y de sus frondosos bosques (léanse olivares). Porque mi rana es una rana de campo. Y al igual que le pasaba a Sansón si le separabas de su pelo (cortándoselo), mi rana pierde la fuerza si se aleja del Reino. Y a mí, también me encanta mi Reino, también me siento más fuerte en él, aunque yo soy más de palacio que de praderas…

He soñado también con tener niños. Siempre he tenido algún niño al que cuidar y enseñar, pero eran de otros (de mis padres, preferentemente), y deseaba tener niños propios para moldear a mi modo y manera. Y resulta que al fin tengo dos, y soy incapaz de moldearlos. Ellos se dan forma a sí mismos, con una habilidad que nos deja a mí y a mis propias habilidades a la altura del betún. Pero aún así, no los cambiaría por todos los niños moldeables del mundo.

Ya veis, que una cosa son los sueños, y otra muy distinta la realidad que nos invade y rodea.

Pero,… ¿hay alguien que tenga dudas sobre cuál sería mi elección, si pudiera elegir entre “aquellos” sueños, y “esta” realidad?

Yo desde luego no las tengo.

Sentires

"El amor sacro y el amor profano", Tiziano.






arpe diem, quam minimum credula postero.
Horacio



"19 días y 500 noches", Sabina.

La primera vez que te vi





a primera vez que te vi... me robaste el corazón.

Han pasado unos cuantos añitos ya (no es cuestión de ponerlos aquí ahora), pero cuando te miro, sigo viendo aquella niña rubia, de morritos carnosos y grandes ojos. Supongo que será porque cuando miro a tu hijo mayor, le imagino con una larga melena, y te veo a ti.

Siempre has sido muy especial para mí, porque fuiste mi primera niña. Contigo aprendí a cuidar de otra persona, y como ves ¡no he parado desde entonces!
Recuerdo que pasaba horas mirando como dormías... ¡Son tantos recuerdos...!

Te quise desde el primer momento, y te quiero hoy igual que entonces. Y dentro de otros taitantos años, te querré tanto o más aún.

Que pases un gran día.
Feliz cumpleaños, rubia...

Clases de gente






ué encontramos cada uno en nuestro interior es a veces un misterio.

Mi gran Capra nos deja un legado de películas llenas de utopía.
Nos regala un mundo sencillo lleno de buenos sentimientos.

¿O simplemente nos explica que el mundo es sencillo si los sentimientos son buenos?.


Sea lo que sea, y partiendo de la realidad de que no hay verdades absolutas, intento indagar en por qué hay hombres buenos y hombres no tan buenos.

¿De donde procede la maldad humana?

Veo la frase que popularizó Hobbes reflejada a mi alrededor día a día: -Homo homini lupus est -.



Y yo me pregunto, ¿es tan difícil amar? ¿cuesta tanto vivir sin más?



"La vida es bella", Miguel Bosé y Noa






Embrujada

"Enbrujada", Tino Casa







coges la mitad de mi corazón envuelto en papel de plata.








Anecdotario (1)





nauguro nueva sección que os aseguro promete.

Aquí intentaré plasmar lo mas verídicamente posible (ya sabéis que la imaginación me puede, a veces), sucesos, acontecimientos, situaciones, peripecias, e incidentes varios, que le vayan ocurriendo a esta “tan” especial familia, y a sus extraordinarios componentes.

Y para empezar, voy a contar algo que ha ocurrido mismamente… ayer mismo.

Llega mi niña del cole y me dice: ‘Mamá, la pupas dice que el duende cabrón se ha mudado a su casa’.

Me acerco por allí aprovechando que tengo que salir a llevar al rubio al gimnasio, y me encuentro al carpintero escayolado (ya sabéis que el lunes de la gran nevada, decidió esquiar en Madrid, sin esquies y marcha atrás), y a la pupas trabajando con mi Noe y murmurando por lo bajinis: ‘Duende cabrón, duende cabrón, como te encuentre te vas a enterar…’

Entro por la puerta y me dice: ‘¡Ay, Dios mío, que el duende cabrón está aquí…!’ La digo: ‘¿Pero que es lo que pasa?’ Contesta: ‘Pues que llevamos una semanita…’

En fin para abreviar; resulta que a parte de lo del brazo del carpintero, la pupas lleva viendo toda la semana como a través de una cortina de lluvia de lucecitas (ya le he dicho que debería ir al médico), con tic nervioso incluido (pero qué copiona), la rodilla la tiene hecha polvo (otra vez el menisco puñetero), y para colmo de males, a medio día se la ha venido abajo media nevera y entre que no veía los cristales con las chiribitas de los ojos, y que no era capaz de doblar la rodilla para agacharse a recogerlos… ¡ vamos, la juerga padre,…!


Menos mal que como tiene ese humor, te lo cuenta entre un ataque de risa (no histérica, de momento) y otro.

Supongo que hoy viernes en el cafetito, nos contará los detalles, con esa peculiar y desternillante manera que ella tiene de contarlo…

¡Pero… bueno! ¡Ya sabéis que lo que no le pase a la pupas…! Bueno, lo que no le pase a la pupas,… me pasará a mí… (maldito duende cabrón viajero y trashumante…)

Y hasta aquí el anecdotario de hoy.

¡Seguiremos informandooooo…!

Quisiera ser…




e encantaría ser una persona diferente.

Ser feliz porque sí.

Ser feliz porque puedo serlo, independientemente de las circunstancias que me rodeen.

No tener nunca miedo, no pensar lo suficiente en nada para que llegue a afectarme.

Salir a la calle y ver el sol siempre brillando, la botella medio llena.

Tener un trabajo que realice para vivir, y no como modo de vida.

Que mi familia sea muy importante, pero yo lo sea tanto o más que ellos.

Caerle bien a la mayoría de las personas, sin un motivo concreto.

No vivir pensando en el mañana, ni en el mío ni en el de los demás.

Vivir cada día como si fuera el último, pero con la alegría y la esperanza del primero.

Que la gente me quiera por lo que soy, no por lo que tengo.

Viajar sin tener un duro a cualquier parte del mundo.

Disfrutar de cada cosa que haga.

Tener infinidad de amigos, y que me quieran, aunque, en realidad, ni ellos mismos entiendan el por qué.

Ser astronauta.

Entender la vida a mi original manera.

Ser envidiada.

Ser tan absolutamente simple, que no pueda evitar ser absolutamente feliz.




Quisiera ser…


…coño…


¡…yo quiero ser Homer Simpson!

Super-Madre, Super-Mujer




(Diario de una lunática XIV)



ació en el seno de una familia humilde.

Tuvo un padre maravilloso, que con sus cuentos e historias, la enseñó a soñar y a sentir curiosidad por aprender, y una madre que la enseñó a vivir con los pies en la tierra, y a luchar por lo que quería.

Entre los dos, forjaron su forma de ser, su carácter.

Cuando era pequeña, les contaba a sus compañeras de colegio que su abuela era china, y todas la creían. (Siempre fue muy cuentista…)

Fue una niña extrovertida, el ojito derecho de su padre, y la desesperación de su madre.

Se metía en problemas y líos cada tres por dos, y hay infinidad de anécdotas que contar de su infancia.

A los 12 años se fue, como tantas otras, a servir a Madrid. Aquí también hay montones de anécdotas que nosotros sus hijos conocemos al dedillo.

Se enamoró del mejor de los hombres, y tuvo la gran suerte de ser correspondida.

Se casaron, y empezaron a venir los churumbeles.

Seis en total. Como seis soles. Ninguno con un pan bajo el brazo.

Pero cuando un gran e incansable trabajador, se une a una experta contable-administradora-malabarista-del-dinero, consigue con un pequeñísimo sueldo, sacar adelante: seis hijos + una hipoteca + una parcela.

Y después de tantas estrecheces y penurias, ¿qué es lo que tiene al final esta gran mujer?

Yo os lo diré. Tiene un marido que no podría vivir sin ella, seis hijos que la adoran, once nietos que la vuelven loca…

Y, a pesar de que hace ya sesenta y tantos años, que aquellos dos maravillosos seres la trajeron al mundo, aún conserva a uno de ellos.

Hace más de venticinco años que el abuelo, aquel ser que no parecía de este mundo, nos dejó. Pero aún anda por aquí aquella que le enseñó tantas, tantísimas cosas… La que le dio la vida. La abuela.



Mamá:

Ahora, que ya han quedado atrás las fatigas, las cuentas para llegar a fin de mes, y aquellos cuadernillos donde apuntabas todos los gastos, y que tan increiblemente bien conseguías que coincidieran con los ingresos…

Ahora que no tienes que andar de hospitales con alguno de nosotros, ahora que ya no necesitas el carnét ni el coche mas que para tu propio uso y disfrute, y no para llevarnos a urgencias…

Ahora que tienes tiempo para mirarte al espejo, para dedicarlo a lo que te gusta, para disfrutar de tu vida…

Ahora queremos devolverte un poquito de lo mucho que nos has dado

Déjanos cuidarte cuando lo necesites, atenderte cuando te haga falta, mimarte cuando nos apetezca… Y no te sientas culpable por el tiempo que te podamos dedicar…

Tú nos has dedicado una vida entera…


TU vida.

Una de escaleras






icen que cuando el dinero sale por la puerta el amor sale por la ventana.
Y, ¿qué sucede cuando hay muchas escaleras?
¿Hay escaleras que matan el amor?
¿Hay amores que matan escaleras?

¡Adoro esta película!

La gran matriarca



(Diario de una lunática XIII)



jalá pudiéramos vivir para siempre.
Ser inmortales.
Si fuera así, probablemente no estaría escribiendo esta entrada.
No sería necesaria.
Porque ella estaría aquí siempre.
Por desgracia no es así. No somos inmortales.
Ha estado por aquí más que la mayoría. Y eso dice mucho de ella.
Habla de sus ganas de vivir, de la mujer luchadora que ha sido. Que es.
Aguantar en este mundo durante 98 años, es mucho aguantar.
Sobre todo teniendo en cuenta, que su vida no ha sido fácil.
Y llegar a los 98, con la memoria intacta, es un milagro mayor aún.
Pero es un placer y también un privilegio escucharla.
Poder escucharla todavía.
Para mí al menos lo es.
Sé que algún día se irá. Y su voz no se oirá más.
Por eso, quiero que viva aquí para siempre.
Puede que dentro de otros 98 años, alguien encuentre este blog, y lea esto.
No podrá escucharla, pero verá su linda carita.



Porque para mí eres la abuela más guapa del mundo.

Porque tienes la belleza que no se marchita con el paso de los años, la verdaderamente importante. La belleza del alma.

Gracias abuela, por todo lo que me has dado…

Tus consejos.

Tu ejemplo.

Tu AMOR…

¡Y esos zapatillazos que aún me duelen…!


…Pero que me hicieron tanto bien…

Mi duende-gnomo

(Diario de una lunática XII)


¡Lo he encontrado, Dory!
Te dije que andaba por aquí, y tú no me creíste.
¿Qué me dices ahora, listilla?


Ayer, andaba yo por mi casita, lalaralarita (no sé donde he leído yo algo así últimamente), cuando de repente, vi cruzar velozmente algo verde entre mis pies.
Normalmente, ya no me asombro de nada de lo que ocurre en esta mi casa, así que continué con lo que estaba haciendo sin darle mayor importancia.
Aproximadamente una hora después, me dirigía hacia la “churruscada” (yo la llamo así, cariñosamente), a apagar el asado que tenía en el horno (¡ay va!,… ¡si no tengo horno!... ja, ja, ja…), bueeeeno, a por un vaso de agua mismamente, cuando de nuevo… ¡chiiiiiuuuun…! volví a ver algo verde que pasaba a toda velocidad.
Esta vez, intrigada, decidí investigar.
Hace un par de años, Papá Noel le trajo a mi hijo un telescopio. Solo lo he visto usarlo en contadas ocasiones en la buhardilla, y nunca para mirar al cielo…
Esto (o sea las inclinaciones detectivescas de mi retoño), me dio una idea. Subí a la buhardilla, desmonté el visor y bajé de nuevo a la casa.
Tardé dos horas y media en dar con él (qué escurridizo el puñetero), pero entre tanto, encontré dos horquillas, cinco monedas, un botón, y, debajo de mi armario, un tanga rojo… (¿Cómo habrá llegado hasta allí?).
En fin, lo acorralé en el distribuidor. Intentaba esconderse entre las hojas del poto. Camuflarse (por aquello del color), pero el visor del telescopio es… ¡infalible! Vamos que no tenía ninguna oportunidad de escapar a mi escrutinio.
Corría como un rayo, con una especie de pergamino entre sus manos (supongo que la lista de las trastadas que me prepara para el 2010) Estuve a un tris de atraparlo, pero como ya he dicho, es escurridizo el enano, así que me conformé (de momento), con tirarle una foto.¡Y yo tenía razón!
¿Es, o no es, igualito a mi Gerard?¿Qué?
¿Quién es la borracha ahora...?

Bueno, esto hay que celebrarlo…


¡Voy a tomarme un vinito!


Mi pequeño gran rubio




uiste el niño más deseado del mundo.
El hijo más deseado, por tu padre y por mí (fuiste el primogénito)
El nieto más deseado por tus abuelos (ibas a ser el primero)
El sobrino más deseado por tus tíos (no había ninguno tampoco)
Cuando naciste, no había niño suficiente para tantos brazos.
Yo te quise desde el primer momento que supe que estabas ahí, creciendo dentro de mí.
Pero cuando te pusieron sobre mi pecho, y tú me miraste con aquellos ojazos… En aquel preciso (y precioso) instante supe, que daría la vida por ti, que estarías por encima de todo y que, cada vez que me miraras con esos ojos, yo no podría negarte nada.
Hoy cumples 15 años. Me has dado muchas alegrías, y también muchas noches de insomnio. Y he llorado muchísimas veces por ti. De pequeño cuando no comías, pensando que te morirías. Ahora cuando no estudias, pensando ¿qué va a ser de él? Cuando eres desobediente, pensando ¿lo estoy haciendo bien? ¿Le he enseñado como debía?...
Pero, ¿ sabes una cosa?, no cambiaría ni una sola noche de insomnio, ni tampoco una sola de las lágrimas que he derramado. Porque eso significaría que tú serías diferente. Y yo no quiero a alguien diferente. Yo te quiero a TÍ.
Te quiero HOY, exactamente 15 años después de aquel instante, y te querré SIEMPRE. Porque eres un pedacito de MÍ.
Feliz cumpleaños, mi amor.

Alí-kunfu-babá




on el permiso explícito del cumpleañero, transcribo la invitación que hoy, con motivo de su cumpleaños, he recibido (hemos recibido todos) vía imail.

La foto también pertenece a la invitación (jua, jua, jua...)




Hola chicos/as.

Hoy es mi cumpleaños, y para celebrar mis 53, he decidido hacer un poco de ejercicio.

¿Qué tal me queda el kimono?

¡Quí mono estoy!, ¿verdad?

Esta noche estáis todos invitados a cenar en la marisquería. ¡Paga Dory!

¡Vaya!, me estoy dando cuenta que tengo que empezar a teñirme. Aunque pensándolo bien, las canas me hacen muy interesante. ¿Vosotros qué pensáis?

¡Ay!, ¡qué contento estoy...! (Creo que se me nota en la cara)

Alí


A continuación transcribo también el siguiente imail recibido, esta vez de Dory.

Juas juas juas!!! que me meo. Si parece George Clooney!! Lo de la invitación es cierta solo que, se cambia cena en la marisquería por tarta en casa de mamá el viernes que viene,jeje.

Dory


¡Pero qué morro! Yo que ya estaba preparada.... ¡Ya me parecía a mí...!

Historia de la inquietante olla a presión.




(Diario de una lunática XI)

Érase una vez una linda cocinerita, que tenía una horrible cocina toda churruscadita.

En Casa Nublada por Tempestades Externas todo iba mal aquel año.

Por no funcionar, no funcionaba ni la gran olla a presión.

¿Que por qué no funcionaba? Porque no tenía presión.

Un día el gran Amor de la linda cocinerita, apareció con una olla mágica.

¿Que por qué era mágica? Porque tenía presión.

Pero la linda cocinerita, prefería burro grande, ande o no ande, y decidió ella misma cambiar la gran olla por otra de dimensiones cósmicas.

Fue a la tiendecita, y como ya le había ocurrido en otros momentos del año, el tamaño que ella quería se había terminado; pero, ¡oh, suerte de los “no” afortunados!, quedaba la de muestra.

La cocinerita linda, decidió llevarse a casita la gran olla cósmica que dormitaba en el escaparate.

La linda cocinerita, más contenta que unas castañuelas, decidió hacer el gran estreno por todo lo alto.

Iba a inaugurar la olla cósmica con un “cocidito” de la tierra.

Aquel día llenó la olla con todos los mágicos ingredientes, y cuando todos estaban dentro, procedió a cerrar la olla.

Lo intentó, lo intentó y lo volvió a intentar, pero la olla de los coj…, no se podía cerrar porque la tapa no encajaba. Cuando la exasperada cocinerita, estaba a punto de rendirse, la tapa encajó.

Parece ser que las tapaderas de las ollas a presión de este milenio, tienen un código de “cerramiento” distinto y la cocinerita intentaba cerrarla con el código antiguo.

¿Por qué las ollas no traen un manual para las no iniciadas en “cerramientos” modernos?

Por fin la olla estaba cerrada y lista para ponerla al fuego.

Ya sólo faltaba un pequeño detalle; poner la pesa.

La pesa, es la que en realidad realiza la gran magia del cocimiento rápido. Sin ella el cocimiento es lento, porque la olla no coge presión, que era el problema de la olla antigua.

La cocinerita decidió proceder a posicionar la pesa en el pitorrillo correspondiente, para que con su baile hipnótico comenzara el ritual del cocimiento; cuando…

…¿Pero qué clase de demonios tuertos han mirado a mi olla?…

…¿Por qué en Casa Nublada por Tempestades Externas nada funciona como debe?...

…¿Qué le pasa a esta endiablada pesa que no encaja en su pitorro?...

Con los nervios desquiciados, un tic nervioso en el ojo izquierdo y otro en la parte derecha del labio superior, la cocinerita, presa de uno de sus continuos ataques de risa histérica, decidió agarrar la olla por las asas, y (con ingredientes incluidos) tirarla por la ventana.

Imaginaba la olla rebotando en el patio y destruyendo a su paso, los trabajos “forzosos” y “forzados” de todo el verano. ¡Qué cosa más práctica! ¡Dos venganzas en una!

Pero como la cocinerita tenía en el fondo dos dedos de frente (al menos un dedo, seguro), consiguió tranquilizarse lo suficiente, para quitar la tapadera, coger la pesita de las narices, y salir disparada en dirección hacia la tiendecita con ambas dos.

Por el camino decidió pasar por casa de su gemela “no” maligna, para tratar de tranquilizarse un poco antes de entrar en la tienda como un huracán.

Allí, la siempre dispuesta gemela, realizó un “encantamiento” por presión, es decir, que obligó con todas sus fuerzas a la pesa hasta que ésta fue desvirgada por el pitorro.

Con la tapadera y la pesa convertidas por el “encantamiento” en una sola, y después de tomarse dos litros de tila, la linda cocinerita volvió a Casa Nublada por Tempestades Externas. Parecía que ya nada evitaría que llevara a cabo su cometido, es decir… ¡poner de una vez al fuego la olla de los cojones!

Una hora después, la cocinerita, contenta y relajada (gracias sobre todo a las dos copitas de vino que se había tomado mientras veía bailar la pesa), apagó la olla y decidió retirar la pesa para que el vapor saliera…

…Como la pesa entró por la fuerza, lo lógico es que tuviera que salir también por la fuerza. Solo decir que la cocinerita lo consiguió al decimocuarto intento…

… Pero se comió su cocidito, que sabía a gloria, antes de ir al botiquín para soterrar la mano en “Furacín”; y después de ello con la mano sana, lanzar la pesa por la ventana, y ver con una sonrisa de satisfacción, cómo rebotaba,… y rebotaba,… y rebotaba… por todo el patio de su casa, que continuaba siendo… muy particular,…

… tanto, como ella misma…

¡¡Y que viva México!!







oy hace exactamente un año que con las uvas a medio digerir me metí en un avión sometiéndome a once interminables horas de vuelo. Reconozco que el viaje se me antojaba perezoso... Tantas horas de avión... Finalmente me animé por mi curiosidad de conocer el nuevo mundo

Reconozco que ha sido uno de los mejores viajes que he hecho. Me fascinó lo poquísimo que pudimos descubrir de la cultura Maya en la península de Yucatán.

Lo cierto es que fue un tanto peculiar terminar las navidades a golpe de bikini y baños en el mar Caribe pero, esto nos permitió pasar el cumple de Alex en un sitio que quién sabe si volverá algún día.



Es increible como todo cobra sentido cuando entiendes el significado de las cosas. Tuvimos una guia que nos explico todo con un abmirable fervor y amor a su cultura y sus orígenes.


Estas son las ruinas de Tulúm maravilloso espectáculo a orillas de mar Caribe. Aún recuerdo casi al dedillo algunas de las explicaciones. ¡¡Jo, que nostalgia!!


Esta es la pirámide de Chichén Itzá una de las más mafosas (no mejores) pirámides mejor conservadas. Hasta hace un par de años o tres se podía subir a ella. Nosotros no tuvimos esa suerte pero bueno contemplarla desde abajo también es un espectáculo digno de ver.


Y aquí el famoso juego de la pelota, que resultó ser un ritual y no un juego en el que el capitán de el equipo ganador era decapitado. La ascensión directa con los dioses a través de la muerte era el mayor de los honores.

Pero a mí me cautivo su gente, su color, su vida. Eché de menos más tiempo para verlos vivir.

Bueno, ¡podría contar tantas cosa! pero solo puedo decir que si yo fuera Mexicano y no estuviera en mi país, no pararía de cantar así:




Y por último despedirme con una foto de los españolitos que allí encontramos junto a los cuales pasamos noches interminables de Tequila y risas.


Hasta el próximo viaje.

Un año duro


(Diario de una lunática X)

Ahora que ya ha terminado el año, me voy a permitir el lujo:

¡¡ 2009, a tomar por el cu…….!!

Sé que os estaréis preguntando porqué digo esto. Algunas personas (quienes me conocen) lo saben.

El año 2009 empezó como todos los años, con el gaznate lleno de uvas blancas y besos y abrazos a tutiplem. Rematamos la noche en un “sarao”, y nos acostamos “templaditos” por el alcohol y felices (también por el alcohol).

Todo iba más o menos bien hasta que llegó marzo. La primavera trajo consigo el fuego. Pero no el de la pasión, sino el de mi cocina. Y a partir de ahí… todo se despendoló.

No se si existe esa palabra, pero a mí me gusta: despendoló, despendoló, despendoló…

Le siguieron una serie de “catastróficas desdichas” (sí, sí, como en la peli), que culminaron en agosto, quedándonos sin vacaciones (tan esperadas…, tan deseadas…) A cambio, trabajos “forzados” y “forzosos” en el patio de mi casa (que es particular)

Una tarde, nos robaron la bicicleta de mi hija… ¡del patio de mi casa (que seguía siendo particular) mientras comíamos!

El 15 de agosto dejé de fumar ¡Menuda ocurrencia! Me rechinaban hasta los dientes.

Luego en septiembre, mi querido hijo me da el peor de los disgustos. No recupera y me repite curso. (A mí me seguían rechinando los dientes)

Después vienen pequeñas cositas, como ventiladores que se rompen en los días de más calor. (No, no tengo aire acondicionado, ¿qué pasa?)

Tuve que ir a la tienda a por otro.

Compré uno bastante caro porque se habían terminado los de oferta, y cuando llevaba tres días haciéndolo trabajar a destajo, el aspa salió disparada y nos dio un susto morrocotudo. Cuando me fijé, vi que le faltaba un tornillo enorme, (sí, igual que a mí) que es el que sujeta el aspa. Me lo traje montado de la tienda, porque era el último que les quedaba y debieron olvidar ponerlo.

En muchas ocasiones, a lo largo del año, me he entretenido mirando por todas partes, por ver si encontraba al gnomo mariquita, que me había echado mal de ojo. Pero... ¡nada! No he conseguido dar con el desgraciado.

Un día, al cerrar la ventana después de ventilar la habitación de mi hija, un trozo del cristal salió disparado. Ese día me tuve que sentar en la cama con un ataque de risa histérica.

Cuando se me pasó un poco, bajé al patio a tender una colada.

En lugar de cuerdas, mi marido me puso cables, porque (todo esto según él) aguantan más peso (debe pensar que voy a tender un hipopótamo) Pues se soltó la escarpia y el cable salió disparado… ¡Estuve a punto de perder un ojo! ¡Nuevo ataque de risa!

¡En fin! Pequeñas cosas que se van acumulando hasta llenar el saco.

Menos mal que han dejado de rechinarme los dientes,... ¡por fin!

La última ha sido la olla a presión que me he comprado. Pero a “mi olla a presión”, y a la pesa de “mi olla a presión”, creo que le dedicaré una entrada enterita.

¡Se la merece! ¡Os lo aseguro!

P.D:

¡Os deseo un año 2010 lleno de alegría!

Y tú 2010, como te me pongas tan chulito como el 2009,…

¡¡te vas a enteraaaaaar!!