La vida es sueño

La vida es como una ola, un constante vaivén entre el sueño y la consciencia.

Mi cuadro y tú




engo este cuadro en el cuarto de estar desde hace años.
No el original, por supuesto,... ¡qué más quisiera yo!

Últimamente, siempre que entro y lo miro, pienso en ti. En cómo lo miras cuando llegas a mi casa. En la carita de ilusión que pones cuando lo señalas.

No recuerdo exactamente cuando te vi observarlo por primera vez. Pero se que cuando lo miras, ves en él algo que te hace muy feliz...

Y siempre que me acerco a donde lo tengo colgado, me sorprendo a mí misma sonriendo, porque cuando veo esa pintura, veo también tu sonrisa.

Y me pregunto qué será lo que veas en el cuadro que te produce tanta alegría.
Espero que algún día puedas contármelo tú misma.

Y quien sabe...
¿No dicen que Dalí era un genio?
Quizás él supo entonces, cuánto iba a gustarte...

Y tal vez lo pintara expresamente... para ti.

Busca las siete diferencias

Taberna en Viena, foto tomada por Paco


o mejor de los viajes son los recuerdos.

Lo mejor de él, conseguir que los recuerdos me hagan reir.

"Viaje con nosotros", Orquesta mondragón.

La increíble historia de la férula masticable




rase una vez una madre, un padre, una hija, un hijo y un perro.
La madre, obsesa, el padre nervioso, la hija con férula para dormir y el hijo movidito.
¡Ah!, y el perro un hijo de puta.

Y cierto día...
La madre llama para el desayuno, la hija deja la férula en la mesilla, el perro se lleva la férula en la boca y se instala cómodamente en el sillón del salón, y mastica, mastica, mastica...

La madre entra en el salón
- "Uy, hay cristales en el sillón".
- "No mamá, parece plástico"- dice el hijo movidito.
La madre grita "¡Ahhhh..!", mientras corre apresuradamente hacia la habitación de la hija donde descubre la caja de la férula vacía. El perro hijo de puta se esconde sabiéndose culpable. La madre amenaza con hacer morcillas con el perro. La hija llora desconsolada diciendo "No, el perro no...¡el perro nooo...!".

Doscientos gritos después la madre coge el teléfono:
- "¿Hola?, hemos tenido un percance con la férula. Hay que repetirla."
- "¿Un percance?, ¿qué tipo de percance?".
- "La ha masticado el perro".
- "Eso es imposible, esa férula no se puede partir".
- "Pues la ha hecho trocitos".
- "Pero... ¿ qué clase de perro tienen ustedes?".
- "Uno de tamaño medio... (pero muy hijo de puta)".

"El cuerpo del delito"

Resultado final: 300 euracos masticados...

Y yo pregunto:
¿Es, o no es increíble la historia...?
Y sobre todo...

¿Era, o no era la férula masticable...?

Eterno retorno





Volveremos algún día a empezar de nuevo?





"Si tú no vuelves", Miguel Bosé y Shakira.

Cuarto pecado capital: La pereza




í, lo admitimos. Hemos pecado. Sobre todo Dory. Es una reincidente.

Pero miradla, ¡es tan "cuqui"...!

Mas como ha confesado, he decidido perdonarla...

Y para que pueda recibir la absolución, le he impuesto esta penitencia:

"Escribirás una entrada a la semana durante un mes.
Y si no cumples tu penitencia, quedarás condenada eternamente
a vagar por el ciber-espacio leyendo solo cosas escritas por gente perezosa.
Es decir, que tendrás que leer tus propias entradas
una y otra vez,... una y otra vez,...
una y otra vez... Y así, por los siglos de los siglos"

Que así sea.

Única




s única, es original, es graciosa.
Es mamá.
Comenzó a acumular anécdotas cuando no levantaba tres palmos de suelo, y desde entonces no ha parado...

Hace dos semanas se fue al médico, y me llamó para que fuera a recogerla porque el coche le había dejado tirada. Había conseguido arrancarle pero volvió a pararse de nuevo.
Cuando llegamos a su casa, ella en su coche y yo siguiéndola en el mío por si se paraba otra vez, me dijo que iba a llevarlo al taller para que lo miraran.
Diez días después le pregunté y me dijo que no lo había llevado, porque no le había vuelto a dar problemas.

El otro día se fue con papá a la parcela, y como a dos kilómetros se le paró de nuevo. Consiguió arrancarlo para volver a pararse a las afueras de cierto pequeño pueblito cuya inicial empieza por “P”.
Esta vez llamó a Josy, que tuvo que ir con el mecánico, quien diagnosticó al pobre “Forito” “muerte cerebral”, y hubo que llamar a la grúa. Su seguro les envió la grúa de los Del Valle, que al oír el nombre de la susodicha se dijeron a si mismos y al unísono: “A ésta,... ¡yo la conozco...!”

El tiempo de espera de la grúa y la pastilla de hacer pis, obligaron a nuestra protagonista a llamar a la primera puerta del pueblo y pedir que le dejaran usar el baño, previa explicación de lo ocurrido. Sorprendentemente, la dejaron pasar.
Lo curioso del caso es que como iban a la parcela, no se había molestado en quitarse la bata, y así llamó al timbre de aquella casa.

Yo imagino que si me tocara el timbre una señora en bata, diciendo que se le había parado el coche y que necesitaba urgentemente hacer pis, seguramente le daría con la puerta en las narices. Porque dicho así suena ¡muy sospechoso...!

Por eso, el cómo consiguió que la dejaran pasar es algo que aún hoy sigue siendo un misterio para mí.

Pero es que la protagonista de nuestra historia es así…

¡sencillamente increíble!

El médico guasón




iendo que no tengo anemia y que todo parece estar bien y aun así sigo encontrándome débil, el jueves decidí volver al médico para que me hicieran más pruebas.

Cuando llego, me dicen que mi médico no está. Empezamos mal, seguro que es ese médico que hace las suplencias y que me pone de los nervios por lo lento que es. Además como es extranjero, nunca estoy segura al cien por cien si lo que me manda es lo que en realidad quería mandarme. En fin, me llega el turno y entro.

Tras un montón de preguntas, toma de tensión, auscultación, examen físico y otro montón de preguntas, me dice que lo que necesito es salir de casa, que me de el aire, distraerme, y no pensar en tonterías. Yo le digo que estoy muy débil y que me cuesta respirar, pero él insiste en que mis pulmones están bien. Me hace sentir como una hipocondríaca. Dice que me va a mandar algo para que me sienta mejor.

Volvemos a la mesa, y mientras teclea la receta le pregunto: “¿Qué es lo que me va a recetar?, ¿unas vitaminas?”. El me contesta, “Sí, eso es, vitaminas”.

Después de comprarlas en la farmacia, llego corriendo a casa, y saco el prospecto para ver qué vitaminas son exactamente. Cuando termino de leer…
¡No me lo puedo creer...!
¡Ácido fólico!
¡Este tío me ha recetado ácido fólico!

Y pasado el primer momento de sorpresa, yo me pregunto…
¿Tendré cara de embarazada…?

Otras preguntas:

- ¿Qué hago, vuelvo y le pregunto qué me ha recetado exactamente, y si sabe para lo que sirve?
- ¿O empiezo a tomarlo y ya que estamos, pongo manos a la obra?
- ¿Me estará proponiendo algo?
- ¿O simplemente me está diciendo que me busque un amante?
- ¿Me estaré volviendo loca?
- ¿O tan solo es efecto de la debilidad?
- ¿ Fui al médico...?
- ¿O me quedé dormida y lo he soñado?

- Hola... ¿Hay alguien ahí...?

Felicidad





sos pequeños momentos.
Tan escasos...


Tan valiosos...