La vida es sueño

La vida es como una ola, un constante vaivén entre el sueño y la consciencia.

Bizcocho "made in Adoptada"







abía una vez una linda cocinerita que hacía un bizcochito para chuparse los deditos.
Aquellos maravillosos viernes, en que la familia se juntaba para intercambiar anécdotas y contarse lo que había dado de sí la semana, nuestra linda cocinerita se presentaba con su rico bizcochito.
Y ya se sabe: con un café y un bizcocho...


Pasó el tiempo, y un buen día la matriarca y nuestra "chica de las pesas", decidieron crear un híbrido entre el bizcochito de la cocinerita y otro "nosesabemuybiend´aonde".
El resultado fue espectacular.
Desde entonces el híbrido de "la de las pesas", sustituyó las tardes de los viernes al bizcochito de la linda cocinerita.

Pasó más tiempo aún y nuestra protagonista decidió que había llegado la hora de volver a cocinar su, en otro tiempo, famoso bizcocho.
"Pero... ¿qué ocurre?"
"¿Porqué mi bizcocho, antaño hermoso e inflado, ahora es como una hoja de papel?"
"¿Qué le pasa a mi levadura?"
"¿Porqué este horno de los demonios no hace que mi bizcochito crezca?"
"¿Estás ahí... duende cabrón?"



Lo intentó de muchos modos y maneras, pero el resultado siempre fue el mismo.
Dado que el bizcocho de antaño había perecido en el olvido, la linda cocinerita, lejos de darse por vencida, decidió conseguir la receta del híbrido hijoputa que le había robado el protagonismo a su amado bizchochín.

Pero no se sabe si porque el antiguo bizcocho no soportó la humillación de ser sustituido, si porque la linda cocinerita había perdido su magia bizcochil o simplemente porque el destino es así de capullo... (es decir, que yo le diera mal la receta... jeje)

... éste fue el resultado...



Éste es el trozo que la linda cocinerita me llevó a casa el Domingo,
para que comprobara "in situ" lo que me había contado un rato antes por teléfono y yo no había creído...


Vista lateral del cuerpo del delito,
donde puede apreciarse la altura y esponjosidad del mismo (jajaja).

Después de tantos intentos infructuosos, la linda cocinerita llegó a una más que evidente conclusión.
En su deseo de conseguir su bizcocho original había dado con la fórmula de un "original bizcocho", un bizcocho con denominación de origen:

El bizcocho made in Adoptada.

En tó lo negro...




ace unas semanas yendo por la carretera Isi y yo, nos cruzamos con una bicicleta sin luces. Tengo que aclarar que era un sábado por la noche, a eso de las ocho. La verdad es que yo ni siquiera la vi, pero mi marido que tiene una vista excelente (gracias a dios porque el oído lo tiene perdidito del todo) me dijo que además sabía quien era.

Es un rumano que vive en el pueblo, y cada día coge la bicicleta para ir a trabajar a Camarena; luego a veces, de regreso, le trae el jefe en una furgoneta (a él y a su bici) y otras veces, como esa noche, se vuelve solo.

El resto del camino comentamos lo peligroso que era ir de noche, sin luces y por una carretera secundaria con una bicicleta. Isi decía que el jefe, (a quién conoce) le había enseñado a volver por un camino para que evitara la carretera, pero el rumano decía que por el camino no veía nada.


Ayer, Isi estuvo con Jorge (así se llama el jefe del rumano) mientras trabajaba la cuadrilla.
Tenían un trabajador nuevo.
Un africano que había llegado en patera, negro como el betún y que sonreía sin parar.
Después de hablar un buen rato con él, descubrió que llevaba dos meses en el país, que hablaba bastante bien el idioma (hay que ver "qué listo es el hambre") y que tenía muchísimos dientes....

Recordando el día que nos cruzamos con la bici, se volvió y le dijo al rumano, que andaba por allí haciendo su trabajo, lo peligroso que era lo que hacía.

Entonces el africano levantó la cabeza y con sonrisa de oreja a oreja incluida dijo:
- No era él. Era yo...


Isi, con los ojos muy abiertos, se volvió de nuevo hacia él, le miró y le dijo:
- Pero hombre, por dios, cómo se te ocurre... de noche y con lo negro que tú eres...


Y... se quedó tan ancho...

¡Vaya chasco!





ué horror de peinado llevan ahora los adolescentes.
Van todos iguales; con una cresta central totalmente despeinada como si permanentemente dos vientos alisios soplaran uno frente al otro, con la cabeza del chico en cuestión en el centro de la tormenta...

Ayer me quedé mirando fijamente la de mi rubio, que con las prisas mañaneras, (o bien porque se la había hecho así a propósito) llevaba totalmente desviada hacia la izquierda.
Él, notando la dirección de mi mirada me preguntó, mientras se palpaba el pelo con cuidado, qué pasaba. Yo me eché a reír y le dije:
- De verdad hijo, yo no sé cómo puede gustarte llevar ese montículo ahí arriba. Hoy además lo llevas torcido.- Reí mientras me acomodaba en el sillón, dispuesta a tomarle el pelo un buen rato: - Me he quedado mirándolo, y me ha recordado a una de esas lomas de la Tierra Media. Y, la verdad es que estoy esperando a que de un momento a otro asome Frodo Bolsón… para indicarle la dirección hacia el Reino perdido de Mordor… ¡jajajaja!

Pensaba que me estaba divirtiendo a su costa y le miré con curiosidad para ver cómo reaccionaba (es muy susceptible con todo lo relacionado con su pelo).
Él, sin inmutarse, se dio la vuelta, y mientras se bajaba el pantalón me dijo:
- No te preocupes, mira, ya tengo localizada la Cueva de Sauron…

Nunca pensé, cuando empecé con la broma, que el cabrito me fuera a dejar sin palabras…