La vida es sueño

La vida es como una ola, un constante vaivén entre el sueño y la consciencia.

Los peligros del "fissbuk"









ste veranito he cambiado de aficiones.

Uno de los cambios, creo que el más delirante, ha sido hacerme una cuenta en Facebook.


Yo no soy de naturaleza fisgona. No me gustan los chismes ni los corre-ve-y-dile; ni me interesa la vida de los demás y menos aún de los extraños. Pero el Facebook despierta mi lado vogeur, y me he sorprendido a mí misma asomándome a los perfiles más insospechados.




Pero también me ha ayudado a darme cuenta que el 95 % de lo que se dice, lee o escribe en los perfiles sociales es mentira y que no hay nada más divertido y anónimo que un chat (por supuesto para ello no debes utilizar tu verdadero perfil, jajaja)...


He descubierto también lo que es "enamorarte de las cosas que alguien escribe", a pesar de saber que probablemente ese tipo guapo que te mira desde la foto no tiene nada que ver con el que estás hablando... (jajaja)


En fin, como diría nuestra Dory, he abierto "la caja de Pandora".
Pero ahora se nos acaba el verano; y la vida loca, sin horario y sin prisas, toca a su fin.
Y de pronto me asalta una duda:






- ¿Cómo demonios cierro ahora la dichosa "cajita"...?

El estanque de Priscila







uenta la historia que en el fondo del estanque Priscila veía la vida pasar.
Cada mañana, una mano sin rostro la alimentaba con pequeñas migas de pan.
Lo único que ella sabía de aquella mano era que pertenecía a un sabio muy sabio.
Él, fue quien construyó el estanque para ella y cada día la alimentaba con amor. Pese a que nunca había visto su rostro, ella le conocía bien ya que fueron sus hábiles manos y sus ganas de dar quienes construyeron su hogar.
Pero cada mañana, también, veía un atisbo de su soledad.
Una noche clara el sabio fue a verla.
Al asomarse al estanque vio a Priscila bañándose en el agua junto a la Luna.
La bella estampa lo conmovió dejando rodar por su envejecida barba una lágrima de felicidad.
La lágrima cayó sobre la superficie cristalina, justo, en el centro del reflejo de la Luna.
Cuando la lágrima se hundió, un bello nenúfar floreció ante sus ojos.
El sabio amó la flor desde el primer momento que la vio. Creyéndose viejo y con poco que dar renunció a ella antes incluso de tenerla, sabiendo de antemano, que su corta vida no le dejaría después mas que desamparo.
La ninfea, mirando al sabio en desconcierta admiración, quiso regalarle hasta el último de sus suspiros, pues no importa lo que algo dure sólo importa que una vez existió.
Y le dio días de paz. Y en sus noches volvió a haber sueño ...y en sus días volvió a haber risa.
Pero como un amor de verano, el lirio de agua murió. Dejando solo al anciano sabio mientras en un susurro apagado le decía:
-No me olvides.
Y así el anciano sabio aprendió que no es la vida un cúmulo de días que respiras, sino todo aquello que una vez te dejó sin respirar...

Desde ese día Priscila, bajo la sombra de algún nenúfar, entona el canto del Sabio:
"Dicen que un sabio saber, sabía.
Y sabiendo sabia su sabiduría,
supo ver lo que le enseñaron aquel día."