La vida es sueño

La vida es como una ola, un constante vaivén entre el sueño y la consciencia.

Diálogo de besugos

Él:
- Menos mal que he llegado a tiempo, creí que no podría visarlo.
Ella:
- Bueno, es importante que lo vises, pero te aseguro que visar, lo que se dice visar (ja, ja), no creo que puedas...
Él:
- Y, ¿qué te hace pensar que no podré visarlo?
Ella:
- Pues varias cosas. Una de ellas y creo que la principal, es que esa palabra...
Él:
- Ya... Según lo decía, cada vez me sonaba más raro...
Ella:
- Si. A mí también...
Él:
- Bueno, ¿aún llego a tiempo?
Ella, picarona:
- Para qué, ¿para el final del partido...? No. Pero no te preocupes... Seguramente el vecino lo habrá grabado... Con... el secador...
Él, acercándose con movimientos felinos:
- ¡Dios! Cómo me pones cuando hablas de electrónica...
Ella:
- Ja, ja, ja, ja...

Visarlo: Palabra originada por la simbiosis de: verlo y visualizarlo.

De neuronas apagadas VII

- La aspirina fluorescente es la más rápida y eficaz.

- Estoy tomando cláusulas para la tos, a ver si se me quita de una vez.
- ¿Vas a contratarla?,... ¿o a despedirla?, ja, ja...

- Yo constantemente me deprimo y me desemprimo yo sola... Porque lo más importante es tener salud... (Josy... ¡te pillé!)

- ¡Pero vamos a ver!. ¿Estas tú sola y tienes la luz de dos habitaciones encendidas?... ¿Es que estás en las dos al mismo tiempo? ¿Qué haces? ¿Un desdoblamiento de corporatividad...?

-No tengo nada de fuerza. Voy todo el día arrastras. Debo estar otra vez con anemia ferroviaria... (Yo... Sí, ¿qué pasa?)

La primavera la sangre altera



ace apenas una semana que gozo de mi libertad.
Bueno, libertad a medias. Entre el ciclo de la vida que me viene a visitar puntual, que no he tenido coche en toda la semana y que hoy he echado horas extras, mi semana ha estado a merced del destino.

Pero sí, ¡...ya soy libre otra vez!.

Y mi recién estrenada libertad va de la mano de los primeros indicios de la alocada primavera.

Vuelvo a mirar a través de la ventana del salón y encuentro que los días ¡¡..ya se notan!! (como diría mi madre), que hay margaritas que salpican el terreno desocupado al pie de mi casa, que se oyen pájaros cantar por cualquier lado que escuches y que la temperatura te empieza a calentar la piel.

¡Y me llena de alegría!


Valle del Jerte
El huracán primavera se asoma de nuevo y le recibo con los brazos abierto, llena de nuevas ideas, e ilusiones. Entre ellas habrá que ir preparando la visita obligada al valle del Jerte a contemplar los cerezos en flor ...¡adoro Extremadura!

También tengo pensado ampliar mi familia vegetal ahora que he sido capaz de no matar las tres macetas que planté este invierno, -..vale, se que son cintas, -..muy duras, -..que solo se me morirían a mi, pero.. ¡estoy tan orgullosa que he decidido intentarlo con algo más!.
Mañana me compro la dichosa Aloe vera (anda de la "vera", ¡adoro Extremadura!). Después iré robando injertos a todos los que pueda.

Si el estado de ánimo tuviera color, hoy es todo de color verde esperanza.

Luna, prohibido hundirse este año también. Además ya sabes que ..."la primavera la sangre altera".

"La maldita primavera", Yuri

Digi-evolución




a otra noche estábamos los cuatro sentados en el sillón después de cenar.
Estábamos bromeando y contándonos las novedades del día, como cada noche antes del toque de queda de las once, que es cuando los niños se van a la cama.

Como casi siempre, mi rubio nos hizo una pequeña imitación de la hermana "Julliett", a quien "clava", os lo aseguro.
Después mi ángel femenino nos contó las anécdotas del día (que haberlas, "hailas").
Mi chico dorado, nos estuvo explicando sus conversaciones con "el moreno", y cómo, poco a poco, éste último va adoptando su forma de hablar. Imaginaros a todo un enólogo, diciendo cosas como:
- No hace falta trasegar ese cono, total, le queda "una cagá".
Nos reímos durante un buen rato, mientras bromeábamos sobre la influencia lingüística que Isi despliega sobre todo aquel que se atreve a acercarse.
Por mi parte, yo también puse mi granito de arena con alguna historia que seguramente ya conocéis, porque yo no puedo guardarme nada, ja, ja...

Finalmente (también como cada noche) Isi empezó a dar cabezadas, hasta que cayó rendido. Y casi como cada noche, mi rubio empezó a hacerle peinados con los dedos, mientras imitaba a distintos personajes cual experimentado ventrílocuo, y nosotras nos desternillábamos de la risa.

El momento culminante de la noche llegó cuando le puso todo el pelo de punta hacia arriba, y empezó a decir que parecía un pokemon. Durante un buen rato, los dos hermanos discutieron sobre a qué pokemon se parecía más, mientras yo no podía parar de reir mirando a Isi que, ajeno a todo, dormía plácidamente con todo el pelo encrespado. Finalmente mi rubio cogió la mano de su padre, y levantándola hacia arriba gritó sin a penas mover los labios:



- ¡Leomón!... ¡Digievoluciooooón...!

(La gracia reside en que nos imaginabamos el pelo de Isi, digievolucionando en una hermosa y tupida melena dorada, y... ¡le quedaba fatal...!, ja, ja, ja)

Reincidente




...Sí!, he vuelto a caer.
Tras una semana de dolores insufribles he vuelto a entrar.
El jueves juré por lo más sagrado que no volvería a sucumbir pero ...lo he vuelto a hacer.
Debo reconocer que me gusta. Me recuerda tiempos mejores, tiempos en los que las agujetas me hacían doblegarme de dolor después de que me hiciera doblegar el tembleque de las piernas. Pero lo mejor fue sentirlas de nuevo. Me recordaron a tardes pasadas, cuando me apunté al gimnasio por primera vez. Recuerdo las horribles agujetas y los andares de Robocop al día siguiente, recuerdo las risas ...sobre todo las risas.
Tito Pedro nos recogía al entrar por la puerta y no paraba hasta hacernos echar el hígado.
¡Es tan fácil coger agujetas mientras te ríes...!
Cuanto hecho de menos esos tiempos...

Pues bien, aquí estoy intentándolo de nuevo. Buscando un hueco en esta nueva temporada. Pero claro, esto no sería necesario si Luna no me hubiera abandonado como a un perrito desamparado. A la niña la ha dado ahora por coger no se qué y no se tiene ni en pie y claro ¡...me ha lanzado a los brazos de Josy!. Y ...¡todos sabemos que brazos tiene Josy!. Pero lo que peor llevo es que la nombrada ¡..no toma café! me he quedado sin mis tertulias, y mis risas diciendo 20 gilipolleces incoherentes en la misma frase y sin respirar.
¡Luna vuelve pronto!
Espero que al menos se me suba el culo a la nuca ...¡como mínimo!

Orgullosas




veces emprendemos nuevos proyectos con gran ilusión.
Pero según pasa el tiempo, se suceden etapas de decepción, desencanto y hastío.
Quizás porque esperamos más de lo que los demás están dispuestos a ofrecer. Tal vez, porque terminamos pensando que no nos compensa el esfuerzo ni los disgustos...
Y cada poco tiempo planeamos tirar la toalla, para, al momento siguiente, decidir seguir luchando...

Pero quien la sigue la consigue, y alguien a quien admiramos por ser infatigable, por su perseverancia y por su determinación, ha visto sus esfuerzos recompensados.

Donde ayer tenían "medio" edificio, hoy tienen "uno" entero.
Solo para ellos...
Y pasito a pasito se va construyendo el camino.

Y algún día, un montón de esos maravillosos niños tendrán mucho de lo que necesitan, gracias a la perseverancia de unas pocas mujeres, que armadas tan solo con su fuerza de voluntad, son capaces de alcanzar el cielo subidas a una pequeña escalera...
Solo por Ellos.


Y nosotras, aparte de darte nuestro apoyo incondicional, y ofrecernos para lo que necesitéis, solo podemos hacer una cosa.
... Sentirnos orgullosas de ti.

Errar

"Equivocarse es humano.
Ocultar los errores, una estupidez.
No aprender de ellos, imperdonable."
L. Donalson

"Me gustan mis errores.
No quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme".
(Groucho Marx)



i hubiera recibido bienes por cada error cometido, sería la dueña del mundo. Si por cada equivocación, se me hubiera concedido Sabiduría, conocería los Secretos más ocultos del Universo...

¿Y tú...? ¿Nunca te equivocas...?

Cosas de gatos

No se que me gusta más...
Tocar la guitarra...

.. o jugar a la nintendo



Sube... y pedalea...


¡Osti!, ¿ande está mi sable?

Estoy seguro, ¡quiero ser piloto...!
¡No seas chorra, y préstame el casco!








¡Pa´bernos matao!
Tenías razón, ¡qué airecito corre aquí, oyes!



¡Joé, qué gustito!



Te... dije... que... no... me... bañaras...







¿La curiosidad mató al gato?




¿O fue el gato quien mató a la curiosidad?








¡Ja, ja, ja! ¡Me meo con vosotros...!

Carta al abuelo




Qué grande eras, abuelo!
Dentro de tu pequeño y castigado cuerpecito, eras un ser extraordinario.

Lo que te hacía único, era ese enorme corazón que no te cabía en el pecho.
Bueno, eso y tus increíbles historias, ¿te acuerdas?

Nos contabas cuentos, historias de brujas, dragones de siete cabezas, lagartos mágicos que hablaban… (todo verídico, jurabas una y otra vez) ¡Qué trolero eras!, ¡y qué imaginación tenías…!

¿Recuerdos? Miles.
Yo tenía 16 años cuando te fuiste, pero tengo recuerdos para llenar 10 vidas.

Recuerdo las noches de verano en el patio de nuestra casa de Móstoles. Tú sentado en tu pequeña silla de mimbre, y nosotros tus nietos, sentados en el suelo alrededor de tu silla, mirándote con los ojos como platos, impacientes por escuchar otra de tus increíbles historias, o una nueva versión de alguna, mil veces contada.
Nunca hubo un abuelo en el mundo que fuera escuchado con más atención que tú. Hasta que llegaba la abuela con la zapatilla en la mano (su eterna zapatilla), para mandarnos a la cama. Cómo corríamos al verla. Sabíamos que con la abuela, pocas bromas. Y cómo corrías tú también… La abuela no hacía excepciones…

Y la de zapatillazos de la abuela que te has llevado por interponerte entre la zapatilla y uno de nosotros.

Y los tostones. Esos garbanzos tostados que siempre llevabas en los bolsillos, y que decías eran mágicos. Curaban todos los males. Cuando alguien lloraba, le dabas unos poquitos. Cuando alguien estaba triste, tostones. Cuando alguien era castigado sin cenar, te colabas en su habitación con un puñado de tostones.
Y cómo nos reíamos, cuando conseguíamos dar esquinazo a la abuela… Lo celebrábamos comiendo más tostones…

Toda una vida de trabajo, una guerra, el hambre y las injusticias no te quitaron ni un trocito de tu fuerza, tu alegría y tus ganas de vivir.
Es increíble, que lo que al final pudo contigo fuera un diminuto cigarrillo. Bueno, un diminuto cigarrillo tras otro. Y un cáncer de pulmón.
El maldito tabaco te hizo perder hasta pelo. Te lo quemabas cuando intentabas esconder el cigarrillo debajo de la boina para que la abuela no te pillara.
Tonto,… ella era más lista que tú. Lo sabía todo.
Pero se hacía la tonta algunas veces. Por ti.

Abuelo; querido y maravilloso abuelo...

todavía te echo de menos.