ola a todos. (Este es el saludo)
Debido a una partida prevista-imprevista por mi parte, se quedaron algunos cabos sin atar, entre ellos la felicitación de cumpleaños de dos de mis capullitas preferidas, Dory y Adoptada.
Dicen que más vale tarde que nunca, y dicen también que nunca es tarde si la dicha es buena, que más vale pájaro en mano que ciento volando… y, ante todo, que no por mucho madrugar amanece más temprano (¡Jo, qué lío me he hecho…!)
En fin, que ya he vuelto, y ahí va mi felicitación, con unos poquitos días de retraso. (Estas son las disculpas)
Como nuestra querida Adoptada anda en estos momentos bañándose por esas playas del mundo, empezaré con Dory, que sé que lo ha estado esperando… (De aquí para abajo, son las felicitaciones...ja, ja, ja...)
21 de Agosto de 2010
Mi ranita
Querida hermanita del alma:
A pesar de los doce años que nos llevamos, siempre me he sentido muy cercana a ti. Tenemos un carácter muy similar, aficiones y gustos parecidos (fíjate que a mí me cae bien tu marido, y a ti el mío… ja, ja…), y últimamente hemos compartido muchas otras cosas, entre ellas el mismo tinte del pelo, juas, juas…
Cuando naciste, eras como la rana Gustavo, pero en lugar de verde, de un color amarillo-rosado. Pero te quise en el momento que te vi. Eras tan horrorosa, que dabas pena, y yo siempre me he sentido protectora con los casos perdidos, ju, ju…
Has ido evolucionando como persona desde entonces (gracias a Dios). Eres algo más guapa (no mucho, qué le vamos a hacer…), y creo que te has convertido en una gran personita (no dejes que nadie te haga dudar de ello).
Me siento orgullosa de ti y te quiero… ¿Imaginas mejor regalo de cumpleaños, que este…? (Dime que no, ¡por Dios!, ja, ja…)
Feliz cumpleaños, “amore”.
21 de Agosto de 2010 (¡Otra vez!)
Tú si que vales
Querida cuñada (también hermana del alma, tú lo sabes):
Tú y yo no empezamos con buen pie, ¿te acuerdas?
Ha llovido mucho desde entonces, y hemos vivido muchas cosas juntas también, y sabes, porque te lo he dicho muchas veces, que te quiero como si fueras mi hermana.
Entre todas las mujeres del mundo, Kenyon te encontró a ti, y gracias a él, ahora nos perteneces,… “¡y nunca podrás escapar…!... ¡ja, ja, ja..!” (risa fantasmagórica…)
Sabes que hay cosas, que ni Josy ni yo olvidaremos nunca. Momentos en que necesitábamos ayuda, y tú aparecías en silencio, ayudabas, y te marchabas otra vez, hasta la próxima llamada. Tú y tus brazos de camionero, que levantaban a la Visa en vilo, como si fuera de algodón…
Y otros momentos (millones de momentos…) en que nos has hecho reír, hasta desternillarnos, con tus eternas caídas y tus historias hilarantes y verídicas…
Te quiero mucho, cuñaaaaa…
Muchas felicidades, guapita.