Yo no soy de naturaleza fisgona. No me gustan los chismes ni los corre-ve-y-dile; ni me interesa la vida de los demás y menos aún de los extraños. Pero el Facebook despierta mi lado vogeur, y me he sorprendido a mí misma asomándome a los perfiles más insospechados.
Pero también me ha ayudado a darme cuenta que el 95 % de lo que se dice, lee o escribe en los perfiles sociales es mentira y que no hay nada más divertido y anónimo que un chat (por supuesto para ello no debes utilizar tu verdadero perfil, jajaja)...
He descubierto también lo que es "enamorarte de las cosas que alguien escribe", a pesar de saber que probablemente ese tipo guapo que te mira desde la foto no tiene nada que ver con el que estás hablando... (jajaja)
En fin, como diría nuestra Dory, he abierto "la caja de Pandora".
Pero ahora se nos acaba el verano; y la vida loca, sin horario y sin prisas, toca a su fin.
Y de pronto me asalta una duda: